Pude ver la desesperación en sus ojos azules. Es curioso, pero entonces supe que el miedo no te inmoviliza, ni nubla el juicio. Al contrario: te mueve más que nunca y nada hacia un objetivo muy claro. Sonó la alarma de la cuenta atrás: cinco minutos. Teníamos un escaso y preciado tiempo para salir de ahí antes de que acabasen con la pequeña molestia que éramos de un solo golpe. Pero ella no pensaba en huir. No pensaba en sobrevivir. Creo que ni siquiera aún era completamente consciente de lo que acababa de pasar. Mientras sostenía el cuerpo inerte de su hermana, no dejaba de mirarme, buscando una razón que bastase para olvidar las mil por las que quería y debía matarme.
-Puedes mirarme todo lo que quieras así, pero será mejor que sea fuera de la ciudad
-No la toques - chilló cuando fui a levantar a Hannah. No la hice caso, por supuesto. Con las manos empapadas en sangre y sudor, los pies descalzos pisando los cristales de las botellas rotas, la cogí y fui a la puerta de atrás - Déjala - volvió a gritar haciendo pausas. La alarma: cuatro minutos. En mi cabeza se repetía la escena una y otra vez. No tuve elección, ¿no?. Era ella o el fin del movimiento por el que tanto había peleado. Me asomé para asegurarme que estuviera despejado. No había nadie, lo cual me hizo desconfiar. Aun así estaba decidido a salir cuando el cuchillo negro se clavó a un centímetro de mis ojos - Ni se te ocurra llevártela
-Si quieres gritarme y maldecirme, genial. Hazlo. Merecía una muerte más digna - me volví hacia ella hasta estar a escasos centímetros nuestros rostros - Ella no querría que murieses aquí, hoy, y mucho menos a manos de Branko.
Me dio una bofetada. Y luego otra. Empezó a temblar de la fuerza con la que cogía el machete. Parecía que en cualquier momento fuera a salir por la puerta corriendo en un acto suicida. Sin embargo, simplemente acabó soltando el arma. Tres minutos. El sonido que hacía la alarma cuando sonaba me empezaba a irritar.
- No hables de ella. No hables de mi hermana nunca más. Tú no. Tú... - decía mientras me golpeaba en el pecho hasta que, finalmente, lloró - Podíamos haberla salvado. Seguro que había alguna forma de hacerlo, pero cogiste la vía rápida. La que hace que todo el mundo acabe muerto menos tú - Esta vez estuve a punto de disparar al ordenador. Dos minutos. Miró a Hannah con lagrimas aún en los ojos. Le apartó el cabello a un lado y le besó la frente. Murmuró unas palabras que no entendí muy bien. - Dámela. La llevaré yo
Le entregué el cuerpo. Abri de nuevo la puerta de atrás, seguía sin haber nadie en aquellos pasillos de la ciudad. Nada más salir, se cerró detrás mio. Intenté abrirla de nuevo pero estaba atascada. Otra vez la alarma. Un minuto. Los motores se empezaron a escuchar a lo lejos. Grité con todas mis fuerzas que saliera de ahí una y otra vez sin respuesta alguna. Vi por la ventana que estaba en el suelo abrazando el cuerpo sin vida de Hannah y llorando. Cogí un ladrillo para romper el cristal. Se oían cada vez más cerca. Fui a romperlo cuando recibí un golpe en la cabeza y caí medio inconsciente al suelo. Me empezaron a arrastrar y yo vi como los aparatos volaron por encima nuestro. Era tarde ya. Lo último que vi fue como se incendiaba aquel lugar. Hubo una explosión dentro y yo cai en la oscuridad más absoluta
No hay comentarios:
Publicar un comentario